La lavanda es una planta relajante, utilizada desde la antigüedad sobre todo en la zona mediterránea.
Además de facilitar el sueño, y de oler maravillosamente, es calmante, antiséptica, ayuda con la cefalea y con el dolor de pies.
Como es muy rica en taninos, aplicada en la piel en cualquier de sus formas, tiene propiedades astringentes, ayuda a curar heridas, rozaduras, pinchazos, eccemas, quemaduras, mejora la psoriasis, y todo ello por sus propiedades antibacterianas, antivíricas y bacteriostáticas.